La nobleza de la madera invita a soñar, a imaginarse formas, figuras, relieves, llega a ser imprescindible y necesario el contacto continuo una vez que se aprende a trabajarla, detrás de cada caricia de la gubia sobre las vetas, se descubre una nueva silueta y un nuevo aroma que esperan ser parte de la obra misma.
BOLIGRAFO EN ASTA DE CIERVO
en la foto no se aprecia pero el tacto es como el de la seda
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